8 Conclusiones a tumba abierta antes de cerrar el año
Decirte la verdad.
Este es el ejercicio que toda persona debería practicar diariamente. Pero, por desgracia, nos cuesta contarnos nuestras propias mentiras, prestar atención a aquello que hay que solucionar cuanto antes (tanto a nivel personal como profesional).
Lo más fácil es mirar hacia otro lado o echar la culpa a terceros. Todo lo que hace daño a nuestro ego, cuesta.
Lo de hacer un listado de los grandes resultados logrados en 2023 está genial. Pero lo que realmente te va a servir para crecer y ser una mejor versión de ti mismo, es concederte un día para reflexionar (aunque sea al año) y analizar en dónde estás estancado, qué actitud no te está ayudando a avanzar, qué patrón negativo tengo que superar de una puta vez, qué situaciones o hechos te enfadan y por qué, qué tendrías que haber hecho para no meter la pata en alguna circunstancia importante, cuáles son las limitaciones personales o profesionales que no quieres asumir, de qué te has dado cuenta…
Por supuesto, con verdad. Si sigues autoengañándote contándote solo la historia que quieres escuchar, seguirás en el mismo punto de partida.
Mis 8 conclusiones 2023 son estas:
Las personas seguirán decepcionándote.
Mira, por mucho que repitan eso de “no te generes expectativas con las personas”, en el fondo, es algo inevitable. Sobre todo, con las que tenemos una mayor conexión personal y emocional. Piensas que se comportarán de una determinada forma o dirán algo de la manera que a ti te gustaría, pero no. He aprendido a tomar distancia, a entender la razón detrás de su comportamiento y a decidir si es lo suficientemente significativo o no para romper la relación. Si hay amor, cariño y amistad de la buena, nada es tan importante como creemos. Si esto no se da, esa persona ya te ha mostrado que no merece la pena. Doler va a doler igual, pero tu energía se enfocará en lo que verdad importa.
No poner todos los huevos en una misma cesta.
Lo reconozco, me he relajado. Cuando me vienen clientes de servicios, dejo de enfocarme en buscar más o en encontrar otras fuentes de ingresos. O cuando lanzo un proyecto nuevo, me centro tanto en su crecimiento que me olvido del resto. Error garrafal. Hay que construir un sistema de ingresos diversificados que cuando uno falle, el otro te dé para pagar facturas. Este será mi objetivo principal en 2024.
No tengo la verdad absoluta sobre nada.
Cada vez me alejo más de las verdades absolutas y de las personas que las defienden. Es igual a tener la mente cerrada, pequeña y limitada. Tal vez esto mismo puede ser una verdad absoluta. Siempre he tenido una actitud abierta a opiniones diferentes, a perspectivas opuestas a la mía y a personas que quieren debatir desde la diversidad de razonamientos. Por desgracia, esto es cada vez más complicado de encontrar. La mayoría se esconden tras la polarización y la radicalidad.
Si lo rechazo o lo envidio, algo tengo que solucionar.
A principio de año, decidí darme de baja de muchas newsletters y dejar de seguir a ciertos perfiles en redes sociales. Tenía que desintoxicarme de tanto mensaje inflado de éxito y resultados (sean ciertos o falsos), y centrarme en mí y en mi negocio. Me hacían mal. Me hacían sentir insuficiente, incapaz e inútil. Es un problema típico de la comparación desde la escasez. Criticar y envidiar también iban en el pack. Hace unos meses he vuelto a caer y he tenido que volver a recolocarme. ¿Solución? Aplico este sencillo esquema:
¿Qué es el éxito para mí (tanto a nivel personal, profesional y espiritual)?
¿Cómo lo voy a lograr? (planifica y concreta)
¿Lo que los demás hacen me ayudaría a acercarme a mi propia concepción de éxito?
Sí > copia y replica teniendo en cuenta tus propias limitaciones.
No > olvídate del resto y crea tu propio sistema.
¿Me da igual tener que hacer algo que no me gusta o que va en contra de mi personalidad por lograr el éxito según lo que recomiendan otros?
Sí > copia y replica
No > olvida el resto y céntrate en hacerlo a tu manera.
Agradecer más, quejarme menos.
Reduzco mi nivel de queja año tras año, pero quiero bajarlo más. Tampoco practico el pensamiento positivo extremo de “no te quejes”. Mira, que no pasa nada por quejarse de vez en cuando. Somos humanos, no Dalái Lama. Cuando me quejo intento preguntarme: ¿qué beneficio saco de quejarme? Lo que sí quiero hacer más (lo hago poco) es agradecer por todo lo bueno que me pasa. Todas las noches, pensaré en 3 agradecimientos del día.
Equilibrar las 3 patas de mi negocio.
Es la parte más complicada. Saber equilibrar las 3 patas de un negocio: 1) Clientes (50%), 2) Negocio propio (20%), 3) Vida personal (30%). Estos son los porcentajes que me he puesto para 2024. En la práctica, los clientes te comen todo el tiempo y a penas dejas huecos para pensar en cómo hacer crecer tu propio negocio (más escalable). Como consecuencia, tu vida personal también se reduce. Para el próximo año, quiero ganar más tiempo para mí y mi negocio.
Apoyarme en los demás y no tanto en mí misma.
La autosuficiencia puede llevarte a pensar que eres la única persona que debe cargarse con sus mierdas y la única que debe buscar sus propias soluciones. Este año he sentido el gran beneficio de apoyarme en los demás. En ser más vulnerable y aceptar que no siempre una tiene la llave para todo.
El látigo fuera.
La autoexigencia es mi amiga inseparable. Hay días que me ayuda a superarme y a encontrar la excelencia, y otros en los que me fustiga hasta el agotamiento. Cada vez más le saco su lado positivo, aunque cuesta.
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“No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero”.- Mario Benedetti
Feliz año nuevo y gracias por seguir un domingo más leyendo esta newsletter.